Jueves 18 de Abril de 2024

OPINIÓN

23 de octubre de 2017

Una moneda en el aire. Una (e)lección basada en la desconfianza por Sergio Doval Director de Opinión Pública de UAI

Este país está demasiado enamorado de las certezas y lo que es peor, tiene instituciones muy débiles y poco confiables para que alguien encuentre tranquilidad en sus dichos.
En el marco de una sociedad donde el 70% considera a la Justicia muy o bastante corrupta, a la Policía de manera similar en un 65% y al Congreso lo pondera también así
el 60% de la población, se puede decir cualquier cosa o hacer cualquier cosa, sin preocupaciones, porque no hay consecuencias (reales o teóricas).

Quien hace las leyes, quien vela por que se cumplan y quien las utiliza para juzgar nuestro comportamiento son para nosotros, corruptos. El tejido social, está roto.
El Caso Maldonado no sólo dejó expuesta a la clase Judicial o Política en el centro de la escena respondiendo sin éxito a las demandas del pueblo, también a nosotros como individuos que decidimos hace muchos pero muchos años atrás, dejar la soledad de lado y juntarnos con otros seres humanos porque nos sentíamos más seguros. Porque el techo
de uno, es uno. Con otro se eleva. Ese concepto que nos unió, hoy parece resquebrajarse.

Ese movimiento que se asemeja al movimiento de un temblor, modifica posiciones, hace sentir en carne propia la incertidumbre y lleva a algunos, por momentos, a abrazar lo
familiar para sentir tranquilidad. Otros se lanzan a lo desconocido y a tientas aceptan que
algo está cambiando y buscan nuevas opciones.
No sólo la campaña que vivimos en las últimas semanas (o la falta de), la escasez de contenido político en las discusiones entre los candidatos, o lo desafortunado de algunos comentarios de dirigentes que creen que tienen “el blindaje popular, mediático o de curriculum para decir lo que quieran“ han contribuido a este escenario de incertidumbre,sino que también, el cambio de época, la necesidad de no abrazarse a las certezas empieza a mostrarse como una alternativa para un pueblo cansado. Hasta cansado de pelearse entre sí.

Estos movimientos son interpelaciones de la sociedad hacia sí misma, hacen que nos replanteemos su función y también las condiciones de este sistema que hemos elegido.
Las urnas, no están exentas de estas cuestiones y cada vez más la libertad en la elección se hace evidente en las decisiones de los ciudadanos.
Las encuestas acertarán o perderán frente a una sociedad cada vez más compleja de sondear y comprender, cada vez más dinámica e inasequible; y una vez más se pondrá de manifiesto que la realidad es más importante que la construcción de una descripción de la realidad.

Debemos recordar que, para realmente encontrar la verdad, primero hay que dudar, luego eliminar los prejuicios y por último tener humildad. Finalmente, el tiempo hará su parte.

 

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