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3 de mayo de 2018

Bicicletas: vulnerables antes que saludables

En Buenos Aires hay un gusto por imitar lo que se hace en las grandes ciudades del mundo. Así, hace años se comenzó a impulsar el uso de la bicicleta y la construcción de bicisendas y ciclovías. En el paradigma actual de movilidad, la bici es un medio recreativo, saludable y económico para recorridos medios (1-5 km) y/o como complemento del transporte público.

Pero lo que no se dice, es que en la Ciudad de Buenos Aires, así como en el resto del país, es un transporte altamente vulnerable. En CABA, en los últimos meses hubo por lo menos 3 ciclistas muertos. Y muchos más en el resto del país.
     Para que este cambio de la movilidad sea positivo, la bici tiene que ser un medio de transporte seguro. Para ello falta: educación vial, controles, sanciones y una infraestructura adecuada.
     Empezando por esta última, la que se ofrece resulta pobre y deficiente. El GCBA se apresuró a sumar kilómetros de vías para ciclistas muchas de las cuales no son adecuadas para la circulación segura, tanto por su mal estado, como por ser angostas, con descalces y pozos, por su ubicación, la falta de señalización y las obstrucciones con vehículos y hasta con contenedores de basura.
     Muchas ciclovías fueron hechas en las calles donde resultaba más cómodo y fácil, y no tal vez donde serían más demandadas. Muchas empiezan y terminan incoherentemente, sin responder a una red de circulación programada. En la mayoría, la construcción se limitó a marcar un pedazo de la calzada, sin nivelar ni eliminar pozos y descalces.
 

Bicisenda de Buenos Aires en Chivilcoy y Tres Arroyos: pobre estado de utilización.

 
 

 

    Los centros de Ecobici no parecen considerar dónde tomar la bicicleta y dónde dejarla. Las bicicletas carecen de algunas exigencias básicas que la ley de la Ciudad obliga: retrorreflectantes y luces, espejo y timbre. No se ofrece casco y no se recuerda a los usuarios que su uso es obligatorio.

     Falta de educación vial: ni los ciclistas, ni la sociedad son educados para una convivencia armoniosa. Se brindan mensajes equívocos, tales como que el ciclista tiene prioridad de circulación, que no es lo que dice la ley de tránsito, generándose la creencia de que todos les darán paso, mientras que en la realidad, los demás vehículos no saben cuál es la distancia segura de circulación a los lados y detrás del ciclista. La educación a los ciclistas debería iniciarse en la escuela primaria.

     Falta de controles: si el tránsito en general se encuentra descuidado por parte de las autoridades de aplicación de la ley, los ciclistas parecen invisibles para ellas. Las bicicletas no son sujetos de control para los agentes de tránsito. Esta indiferencia refuerza en los ciclistas la creencia de que las normas no son para ellos. Y no los ayuda a internalizar el respeto por las que atañen a su seguridad.

     Así, sin control ni sanción, el uso del casco en CABA apenas alcanza el 26%, mientras que no se detienen ante el semáforo en rojo el 63%, y el 91% de ellos no respeta la prioridad del peatón.

     A las autoridades les corresponde mejorar las ciclovías y ecobici, fiscalizar los comportamientos seguros de los ciclistas y el respeto de los demás conductores, ya que el vehículo que se promueve como saludable resulta ser el más vulnerable.

Por: Alberto Silveira

 
 

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