"Pedimos concordia para el querido pueblo colombiano, que desea cumplir un nuevo y valiente camino de diálogo y de reconciliación. Dicha valentía anime también la amada Venezuela para dar los pasos necesarios con vistas a poner fin a las tensiones actuales y a edificar conjuntamente un futuro de esperanza para la población entera”, aseguró este domingo desde el balcón central de la Basílica de San Pedro antes de dar la tradicional bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo).

Francisco, que a mediados de mes recibió al presidente colombiano Juan Manuel Santos y a su antecesor Álvaro Uribe para pedirles un “diálogo sincero” por la paz en su país, ha mostrado diversas ocasiones su apoyo al acuerdo entre el gobierno y la guerrilla Farc para poner fin a un enfrentamiento de más de 50 años. 

En Venezuela, en tanto, el Vaticano es actualmente “facilitador” de proceso de diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición para encontrar na salida a la crisis política que vive el país. 

En línea con ese mensaje global, el Pontífice aprovechó su mensaje para pedir por la paz en varios conflictos de todo el mundo, como Nigeria, Ucrania y Siria, al tiempo que reiteró su apoyo a los migrantes: "Paz a los hombres y a las mujeres de la martirizada Siria, donde demasiada sangre ha sido derramada. Sobre todo en la ciudad de Alepo, escenario, en las últimas semanas, de una de las batallas más atroces, es muy urgente que se garanticen asistencia y consolación a la extenuada población civil, respetando el derecho humanitario”, expresó Francisco. 

"Es hora de que las armas callen definitivamente y la comunidad internacional se comprometa activamente para que se logre una solución negociable y se restablezca la convivencia civil en el País”, agregó sobre la situación en el país asiático.

"Paz para las mujeres y para los hombres de la amada Tierra Santa, elegida y predilecta por Dios. Que los Israelíes y los Palestinos tengan la valentía y la determinación de escribir una nueva página de la historia, en la que el odio y la venganza cedan el lugar a la voluntad de construir conjuntamente un futuro de recíproca comprensión y armonía”, agregó, frente a los miles de fieles que desafiaron el frío del mediodía romano para escucharlo desde la Plaza San Pedro. 

"Que puedan recobrar unidad y concordia Irak, Libia y Yemen, donde las poblaciones sufren la guerra y brutales acciones terroristas”, deseó.

En ese marco, y mientras se espera la confirmación de su visita al continente en 2017, Francisco pidió “paz a los hombres y mujeres en las diferentes regiones de África, particularmente en Nigeria, donde el terrorismo fundamentalista explota también a los niños para perpetrar el horror y la muerte”. 

"Paz en Sudán del Sur y en la República Democrática del Congo, para que se curen las divisiones y para que todos las personas de buena voluntad se esfuercen para iniciar nuevos caminos de desarrollo y de compartir, prefiriendo la cultura del diálogo a la lógica del enfrentamiento”, añadió.

"Paz a las mujeres y hombres que todavía padecen las consecuencias del conflicto en Ucrania oriental, donde es urgente una voluntad común para llevar alivio a la población y poner en práctica los compromisos sumidos”, incluyó en su mensaje.

Francisco estrenó la definición de “líder de la izquierda global” que le dio esta semana el Wall Street Journal con un pedido de “paz a todos los que, en varias zonas, están afrontando sufrimiento a causa de peligros constantes e injusticias persistentes”.

"Paz, no de palabra, sino eficaz y concreta, a nuestros hermanos y hermanas que están abandonados y excluidos, a los que sufren hambre y los que son víctimas de violencia. Paz a los prófugos, a los emigrantes y
refugiados, a los que hoy son objeto de la trata de personas”
, destacó, en línea con un reclamo central y constante de su Pontificado. 

"Paz a los pueblos que sufren por las ambiciones económicas de unos pocos y la avaricia voraz del dios dinero que lleva a la esclavitud. Paz a los que están marcados por el malestar social y económico, y a los que sufren las consecuencias de los terremotos u otras catástrofes naturales”, expresó.

"Paz a los niños, en este día especial en el que Dios se hace niño, sobre todo a los privados de la alegría de la infancia a causa del hambre, de las guerras y del egoísmo de los adultos”, finalizó.