Jueves 28 de Marzo de 2024

19 de marzo de 2018

Ciclistas arrollados: tragedias silenciadas

Recientemente, un grupo de ciclistas de la ciudad de Buenos Aires decidió hacer ver, con una bicicleteada, la problemática que los afecta y sufren a diario.

Muchos de ellos resultan lesionados y otros mueren en su búsqueda de moverse en forma autónoma, placentera, y económica por la ciudad. En estos últimos dos meses, pudieron conocerse con nombre algunas de las víctimas en esta ciudad. Franco Sanchez, Sofía Oswaldo, Isabel Vera, murieron en diferentes situaciones, algunas todavía sin esclarecer. Pero la lista no se detiene en ellos. Hay otros que también son parte de los que perdieron la vida en este tiempo mientras circulaban en su bici. Amores, tareas, proyectos, truncados en un instante.
     ¿Esta es una situación aceptable? ¿Hay que resignarse en relación con la muerte de los ciclistas? Si poco se sabe acerca de las víctimas de tránsito en general en Argentina, menos se habla de los que dejan la vida sobre dos ruedas en el asfalto.
     La bicicleta es un importante y creciente medio de transporte en muchas partes del mundo. Por ser económica, saludable y no contaminante se está impulsando su uso como medio de transporte habitual, en reemplazo del auto o el transporte público, en muchas ciudades que buscan paliar el creciente problema del exceso de vehículos en sus calles, con su carga de congestionamientos y polución asociados. La ciudad de Buenos Aires ha elegido esta dirección, y realizado esfuerzos con la inclusión de ciclovías y bicisendas en calles y parques.
     Sin embargo, rehúye afrontar los costos de incentivar su uso en una ciudad caótica y superpoblada de vehículos con comportamientos anárquicos. Se ha apresurado a sumar kilómetros de vías para ciclistas muchas de las cuales no son adecuadas para la circulación segura, tanto por su mal estado, como porque son angostas, con descalces y pozos, como por su ubicación, las faltas de señalización y las obstrucciones que sufren con quienes las invaden con vehículos y hasta contenedores de basura.

     A su vez ni los ciclistas, ni la sociedad en su conjunto son educados para una convivencia armoniosa (ver estudio). Se brindan mensajes equívocos, tales como que el ciclista tiene prioridad de circulación, que no es lo que dice la ley de tránsito, generando, en este colectivo, la creencia de que les darán todos paso, mientras que, en la realidad, los demás vehículos no saben ni cuál es la distancia segura de circulación a los lados y atrás del ciclista. Mientras tanto, a los ciclistas no se les brinda educación, la que debería iniciarse en la escuela, para preparar a los niños para su inclusión segura como ciclistas jóvenes. Para saber más sobre moverse seguro en bicicleta.  

 
 

 

 

 

     Algunos ciclistas se mueven con prudencia y respeto por las leyes de tránsito y otros las desconocen. Ante la mirada indiferente de las autoridades de control. Se ofrecen bicicletas públicas que no están todas equipadas según lo exige la Ley de Tránsito de la ciudad, por ejemplo, muchas de ellas no tienen espejos o luces reglamentarias, sin contar los problemas de mantenimiento y la escasez de unidades.

     Y tampoco se incentiva el uso del casco reglamentario que podría salvar muchas vidas (sólo el 26% lo usa) cuando las fallas humanas y de infraestructura desencadenan hechos con consecuencias fatales.

     Es tiempo de empezar a enfrentar estos problemas para que no haya que lamentar nuevos ciclistas víctimas de una convivencia compleja que cada día es más numerosa.  

     A las autoridades corresponde la mejora sustancial de las actuales ciclovías y “ecobicing”, así como la fiscalización de los comportamientos seguros de los ciclistas y el respeto de los demás conductores hacia los ciclistas, ya que el vehículo que se promueve como “saludable”, es en Buenos Aires el más vulnerable.

 
 

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